Exclusivo: Yanina Coyipé, madre de la niña
muerta por la embestida del gendarme y testigo de los hechos, toma la
palabra. (AUDIO)
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No hay diferencia cultural, ni étnica, ni
particularidad de ningún tipo que pueda desmentir que el dolor de una
madre que pierde a su bebé es el más grande de todos los dolores. Ese
dolor es el que atraviesa en estos momentos Yanina Coyipé, madre de Lila
Coyipé, la bebé que murió ayer al mediodía fruto de las graves heridas
sufridas tras la embestida de una camioneta –conducida por un gendarme– a
la moto en la que viajaba el último domingo. La embestida se había
cobrado de inmediato la vida de Celestina Yara, la mujer de Ricardo
Coyipé –padre de Yanina–, que había quedado herido sobre la ruta. El
gendarme Walter Cardozo se había bajado de la camioneta y la había
emprendido a patadas contra Ricardo Coyipé. Mientras tanto, la niña
agonizaba. A continuación, plazademayo.com reproduce el diálogo que tuvo
con Yanina Coyipé, testigo directo de los acontecimientos.
–¿Qué sucedió el domingo? ¿Usted estaba en la moto de atrás que la de su padre?
–Justamente, yo estaba en la moto de atrás de la de mi papá y mi
madrastra, que iban con mi nena. Yo he visto el auto que venía detrás de
nosotros y me bajé de la ruta. Mi papá ya estaba saliendo, estaba sobre
el blanco ese. Yo veía que el auto estaba manejando mal, yendo de aquí
para allá, y yo salí de allí. Y vi que él a propósito atropelló a mi
papá y vi a mi nena que saltó para arriba y después se cayó arriba del
auto, sobre el vidrio. Y después cayó al suelo, sobre la ruta. Estaba en
el medio de la ruta. Me bajé de la moto, la agarré y le pedí a los
otros si me hacían el favor, si me podían llevar al hospital, y después
vino el sobrino de mi papá, mi primo, y después él me llevó. Yo he visto
a mi papá, que estaba tirado y se quería levantar y después el señor se
juntó con mi papá y le golpeó, en el cráneo le golpeó, en la espalda lo
patearon. Después he alzado a mi nena, justo vino la señora y me
puteaba, puteaba a mi nena, puteaba a mi madrastra, nos decía muchas
cosas.
–¿Qué les decía?
–“Ojalá se muera tu nena”, me
dijo. Yo lloraba mucho. Después le pedí a mi primo que me lleve al
hospital y la llevé a mi nena. Yo he visto al señor que pateaba a mi
papá en el piso.
–¿Le decía algo mientras lo golpeaba?
–Sí. Le decía muchas cosas también. Fue a propósito el choque. No fue un accidente.
–¿Ustedes conocían a los Cardozo?
–Sí, los conozco.
–¿Cómo está usted ahora? Imagino el dolor inmenso de una madre.
–Sí, estoy mal ahora.
–¿Qué es lo que pide?
–Eso es lo que pido, la justicia.
La trama que señala que no se trató de un mero accidente vial cobra
fuerza no sólo al conocerse los salvajes detalles de la reacción del
gendarme Cardozo y sus acompañantes, sino al confirmarse que las
víctimas y los victimarios se conocían previamente. “Ellos vivieron ocho
o diez años en la reserva aborigen –cuenta Rebelino Coyipé, hijo de
Ricardo, hermano de Yanina, tío de Lila Coyipé–. Se fueron cuando
terminó el contrato hace dos años con el arrendador que era un hermano
nuestro, y salieron. Pero salieron amenazando a la gente. ‘En cualquier
momento agarro a cualquiera de ustedes’, dijeron. Amenazaban a
cualquiera que se cruzara con ellos. Ocupaban alrededor de sesenta
hectáreas, tenían ganado, vacas lecheras, caballos”.
–Entonces también conocían a Walter.
–Sí, él entraba a la escuela que está dentro de la comunidad.
–Los Cardozo conocían quién era Ricardo Coyipé y por eso ustedes creen que fue intencional.
–Mirá, no había cruce de camiones, nada, él tenía toda la cinta
asfáltica para desviarse. No había camiones, motos, animales, nada.
Según vemos, lo hicieron a propósito.
–No sólo Walter Cardozo atacó a su padre, sino otros acompañantes. ¿Cómo fue?
–Bajó la señora cuando mi papá estaba debajo del auto. Mi papá se salvó
porque la moto se trabó con el auto y por suerte no le alcanzó a los
pies de mi papá. Hizo fuerza para salir y bajó el tipo y en vez de
auxiliar a mi papá, le pegó una trompada en la cara, en la nuca, en el
estómago, en la espalda. Ahí vino mi hermano, y tiró la otra moto, y se
agarró con el tipo. Mi hermana que estaba auxiliando a su nena escuchaba
todos los insultos de la familia Cardozo con un chico en brazos y pateó
a la difunta Celestina, que estaba tirada en el asfalto ya sin vida,
según lo que me dice mi hermano.
El dolor tremendo de una
familia, de una comunidad ante unas muertes bárbaras, que no deberían
haber sido, se cristalizan en las palabras de este hombre que perdió, de
un momento a otro, una parte de su vida. A manos de un gendarme y su
familia, producto del clima enrarecido que impera en la Formosa del
gobernado kirchnerista Gildo Insfrán, que cercena los derechos de los
qom de manera sistemática y agresiva.
“Nosotros pedimos
justicia, hemos perdido dos vidas, a nosotros nos duele –dice Rebelino–.
Ayer a la mañana vino el transporte para recoger un cuerpo. Al llegar
al cementerio enterramos el cuerpo de Celestina. Vinimos, nos sentamos,
sonó el celular de papá y la doctora le decía: “Ricardo, lastimosamente
tu nieta no aguantó el golpe y falleció. Otra vez ese lloro todo el día,
dos noches seguidas estuvimos velando dos cuerpos. Hoy a la mañana vino
el transporte para llevar otro cuerpo. Eso es un golpe para nosotros.
Decir que fue un accidente… yo no lo veo así”.
La abogada
Marina Morales Ríos afirma que los qom de la Comunidad La Primavera
habían recibido amenazas de muerte, incluso de policías y gendarmes,
luego de la represión que se cobró la vida de Roberto López el 23 de
noviembre de 2010 y que por eso deben investigarse todas las hipótesis.
“Hoy está caratulado como ‘homicidio doloso’ y se investiga como un
accidente de tránsito, pero debe profundizarse la investigación para
averiguar en todas las líneas, incluso la que plantea que pudo ser un
asesinato”, señala. Morales Ríos representa a los miembros de la
comunidad qom que han sido acusados de homiciadio, desacato a la
autoridad y heridas graves luego de la represión ordenada por el
gobierno de Insfrán hace dos años. Entre los imputados estaba Celestina
Yara, fallecida el domingo. Ricardo Coyipé sigue imputado por esos
hechos, ya que él mismo estaba protestando por sus derechos en la ruta, y
podría llegar a ir preso, tal como Félix Díaz y otros 24 imputados.
La violencia posterior a la embestida de la camioneta contra la moto
donde iban las víctimas no es espontánea. Reproduce la acción del Estado
para con los qom, en manos de un agente de esa violencia, de un
gendarme. Reproduce el abandono terrible que el gobierno del
kirchnerista Insfrán ejerce sobre ese pueblo originario, sus
represiones, esa perfidia que condena a los qom a ser los olvidados
entre los olvidados. Hoy, martes 11 de diciembre de 2011, Gildo Insfrán
cumple diecisiete años al frente del gobierno de la provincia de
Formosa.
http://argentina.indymedia.org/news/2012/12/827937.php